7 de abril de 2014

¿Necesitamos compartir nuestra experiencia?

Las comunidades virtuales profesionales son herramientas que pueden llegar a desempeñar un papel relevante, de manera especial, en la detección y el desarrollo de talento, así como en la transmisión de oficio dentro de la organización en la que se implantan. Realmente son proyectos muy estimulantes.

En este lunes inspirador de hoy, me gustaría formular la pregunta que me sirve como título del post: ¿Realmente necesitamos compartir nuestra experiencia?

Es ésta una preguna que no tiene respuesta sencilla. Si la referimos a la vida cotidiana no profesional, resulta bastante claro que no sólo lo necesitamos, sino que nos gusta compartir con otros lo que vivimos y experimentamos día a día; son las historias y anécdotas que nos contamos unos a otros en muy diversos momentos de la jornada, pudiendo llegar incluso a generar verdaderos corrillos alrededor de quien hace su relato, siempre en función de la mayor o menor chispa que tenga al hacerlo.

Sin embargo, en el momento en que llevamos esta cuestión a los entornos profesionales, el panorama cambia drásticamente: la resistencia a compartir lo que sabemos y lo que sabemos hacer es asombrosa. Los motivos son múltiples, si bien hay dos grandes razones no siempre explícitas, que están debajo de estas conductas; por ejemplo, tememos que el otro sepa tanto como nosotros y que eso nos perjudique a la hora del reconocimiento y la promoción, o bien pensamos que la gente lo debe pasar mal y aprender a golpes, seguramente porque a nosotros también nos pasó lo mismo.

De momento dejo aquí esta reflexión: la resistencia a compartir experiencia dentro del entorno profesional.

Lo cierto es que cuando logramos que se produzca el hecho de compartir, la energía se irradia por la comunidad y genera procesos y resultados que difícilmente se producen sin las condiciones que proporciona un buen entorno colaborativo de aprendizaje. Permite a sus miembros no sólo compartir conocimiento y experiencia, sino sacar lo mejor de sí mismos para ayudar a otros, combatir miedos, afrontar retos, sugerir acciones, generar talento...

Os dejo aquí un breve vídeo que, metafóricamente, creo que puede ilustrar de alguna manera cómo una comunidad bien orientada y desarrollada puede contribuir a desarrollar una energía en el grupo que potencia con mucho a las personas y puede disparar los resultados. Está incluido en nuestra lista de reproducción Inspiradores.





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